domingo, 20 de febrero de 2011

FALTA DE CIVISMO

     El otro día tuvimos la fortuna de recibir un maravilloso presente de un amigo. Una hembra de Labrador Retriever de mes y medio. Preciosa. Tras pasar unas semanas en el jardín decidimos que ya podía salir a pasear al exterior. Decidimos acercarnos a la montaña que está tras el barrio del Palomar para que disfrutara de sus primeros pasos fuera de casa en un terreno que no fuera el frío asfalto; que pudiera disfrutar del aroma del tomillo, de pisar la hierba o de revolcarse bajo el manto de púas de pino creado a base de años y años de crecimiento de estos.


     Nada más subir las escaleras hubo un detalle que desagradablemente me sorprendió. Mi perra estaba acercándose a un brick de zumo vacío. La ilusión se tornó en decepción. Lo cogí y lo puse en la bolsa que sé que debo llevar conmigo cuando saco a mis perros por sitios públicos. Pensé para mí que eso debía ser una excepción. Subí las escaleras y me dispuse a pasear, olvidándome del cerdo que había dejado ese brick en la montaña. Conforme iba subiendo, no sólo bricks, si no un montón de papeles, latas, preservativos, botellas (muchas de ellas esparcidas en trozos ya que algún desgraciado las estampó contra las rocas pensando que igual  sería gracioso), tubos de silicona y hasta un colchón en la ladera.

     A los cerdos incívicos que no saben colocar una bolsa en su coche y acercarse a cien metros y tirar sus basuras, que intenten aprender que no viven solos. Que no les gustaría que una persona tire una lata en su salón o se mee en la esquina de la cocina por que no le apetece caminar un poco hasta el baño.

     Pido encarecidamente perdón a los cerdos por la comparación con estos sujetos llamados humanos.

     Hemos ido, ya con un par de personas más, cada uno con dos bolsas a limpiar poco a poco la superficie de este terreno. El planteamiento es ir limpiando de cristales, cartón, plásticos,… los sitios por los que transitamos. No requiere mucho esfuerzo. Si todos los que sacamos a nuestros animales por zonas naturales hacemos esto, con el tiempo todo estará mucho mejor.

     Parece que no vemos que somos responsables del ecosistema en el que nos movemos. Esta actitud nos hace ignorantes de la dimensión de las consecuencias y responsabilidades que tienen nuestras decisiones en un doble aspecto, ya que nuestras decisiones afectan, por un lado, a la totalidad del ecosistema terrestre y, por otro, a las generaciones futuras al incidir en el ecosistema en el que van a vivir.

     Cuando viajo por Europa y veo el respeto que tienen por los parques, bosques y el mobiliario urbano sólo puedo sentir envidia. Ahí nadie se le ocurre de pensar que le parece excesiva una multa por mear en la calle o tirar un papel al suelo ya que son actos que no se deberían considerar normales.

     Insto a los padres a ser un poco más duros con sus hijos en temas de civismo y que actúen como ejemplos. No está bien que vean como normal que cuando suspenden un examen, el culpable sea el profesor. No está bien que avancéis en un paso de cebra cuando el semáforo está en rojo o aún peor si cruzáis sin paso de cebra, que tiréis pipas, un papel, una lata… al suelo, no pueden ver normal que una anciana robe las flores hasta con el cepellón de parques públicos. Son ejemplos demasiado comunes en nuestro día a día y vuestros hijos están cogiendo eso como un hábito.


Monzón es una gran ciudad pero tenemos este tipo de graves fallos.

TENEMOS QUE CAMBIAR.

ES NECESARIO QUE CAMBIEMOS.